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Claves para tratar un esguince de tobillo

Miles de personas sufren a diario un esguince de tobillo, pero la mayoría no se lo suele tomar en serio, hacen caso omiso de la lesión, la tratan como algo intrascendente, regresan pronto a las actividades diarias y finalmente termina convirtiéndose en una lesión crónica para el resto de la vida.

En España, aproximadamente seis de cada 1.000 personas acuden cada año al médico de cabecera o al servicio de urgencias del hospital con un esguince de tobillo producido durante la práctica de algún deporte. Se trata de una lesión de los ligamentos que mantienen la estabilidad de la articulación y que puede sufrirse a cualquier edad. En general, los tobillos son bastantes vulnerables a este tipo de fractura debido al pequeño tamaño del hueso que lo sustenta y la fuerza que sobre él ejercemos constantemente.

Cuando se realiza una actividad deportiva o ejercicios físicos es cuando puede aparecer un esguince provocado por una caída o un mal paso. Si al tropezar estiramos o desgarramos los ligamentos que rodean la articulación sufriremos este tipo de lesión. Y si no se trata como es debido puede tener consecuencias de por vida, alterando la forma y la frecuencia de movimientos.

Los síntomas más comunes suelen ser: dolor, hinchazón, moretón e inflamación del tobillo, aunque depende del grado del esguince. Los expertos destacan tres grados de esguinces:

Grado 1: el más leve, se produce una distensión de las fibras que componen el ligamento.

Grado 2: se genera un desgarro, pero aún hay continuidad entre las fibras del ligamento. En este caso, se suele inflamar bastante el tobillo.

Tanto en el grado 1 como el 2 no suele inmovilizarse la articulación de forma rígida. Simplemente, un vendaje funcional o una tobillera permite al paciente caminar, a la vez que se va cicatrizando la lesión tendinosa. El tiempo de inmovilización funcional varía en función del grado de esguince.

Grado 3: el más grave y menos frecuente. Se produce una rotura completa del ligamento, por lo que precisa de tratamiento quirúrgico para reparar el ligamento.

El consejo básico tras sufrir un esguince es aplicar frío de inmediato en el tobillo dañado tras producirse la lesión; mantener el pie en alto siempre que uno esté sentado con el fin de disminuir la inflamación; así como tomar antiinflamatorios con el objetivo de que disminuya esa inflamación. Para conseguir un alivio inmediato, el mejor tratamiento para todos los tirones y tensiones son: reposo, hielo, compresión y elevación.

Dependiendo del grado del esguince, se aconseja acudir al fisioterapeuta para su recuperación, ya que ayuda a mejorar la lesión. Su recuperación oscila entre los 15 días y los 6 meses. Es importante cumplir las normas pautadas en el tratamiento para evitar recaídas y tobillos inestables, ya que los esguinces mal curados pueden incluso derivar en intervención quirúrgica.

 

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